lundi 8 septembre 2014

Volver a Santa Josefina.

Santa Josefina es un lugar verde donde corre el agua. Sus casas aparecen abajo de un camino encorvado como una serpiente, en la comarca de Jucuapa al Sur de Matagalpa. Este pedazo de tierra sigue con dulzura la vertiente del cerro frente al valle de Sébaco. Este pedazo de tierra fue la puerta por la cual, hacen 25 años conocí a Nicaragua… La Nicaragua sandinista de los años 1980 donde aterrizo la aeronave soviética que transportaba estudiantes de regreso al país y brigadistas extranjeros. Como parte del proceso de solidaridad, eran miles de mujeres y hombres, los que se turnaban para conocer el proceso revolucionario y trabajar en los proyectos definidos por el gobierno: construcción, cosecha, asesoría…

Mural en Managua por 7 Sur (Foto L. Sanchis, Agosto de 1989)
Pasaban los años pero siempre se mantuvo esta inquietud: que habrá pasado en Santa Josefina? Después de tanto tiempo, donde estarán los que limpiaron el cafetal abandonado, los que participaron en la cosecha, las cocineras, las maestras, los que nos orientaron en la construcción del SIR, los que nos regalaban risas ante nuestros rostros perplejos y enfermos por la difícil adaptación a la realidad rural.

No fue que me olvide de Nicaragua. Con Compañeros, hemos apoyado proyectos entre Carazo y Nueva Segovia… Si hasta en otros países centroamericanos fui a parar con mi eterna mochila. Pero no sabía cómo concretizar el deseo de volver.

Tenía varios años de acumular documentos y testimonios sobre el movimiento brigadista en Nicaragua. En mi blog, entre varios artículos, publique algunas fotos del trabajo de la brigada francesa “roja y negra” y algunas vistas de Santa Josefina cuando aún era UPE. Venían junto a las fotos unos recuerdos y comentarios de un obrero agrícola sobre el trato de los terratenientes antes de la Revolución. Esta publicación me valió el comentario siguiente de Federico Mairena: “La historia de la confiscación de esta hacienda aún no está clara. Me extraña que se diga que los propietarios Don Salvador Amador Kühl y Doña Marina Lanzas hayan sido odiadas”. Era la primera vez que oía mencionar a los ex terratenientes y se hacía referencia al hijo Salvador Amador matado por la Guardia Nacional en 1978. Espere tener más detalles pero no supe más sobre la historia del lugar. Hasta un día de 2013, un tal “Magyver” me escribió haciendo referencia a su comunidad, Santa Josefina, sus habitantes quienes seguían en conflicto con los dueños.
Aja, ya tenía algo concreto; la relación con Santa josefina podía reanudarse. Ya era tiempo de apartar la nostalgia y las fotos viejas. Ya era tiempo de volver. Así, el 21 de agosto, salí a las 7 de Managua con el expreso para Matagalpa. El bus dejo el mercado “Iván Montenegro” para reunirse con el flujo intenso de la carretera norte y recorrer este mismo camino que había hecho 25 años atrás cuando tenía apenas 18 años.

Mural en Managua por Plaza España (Foto L. Sanchis, Agosto de 1989)
En el bus, el tiempo se compacto a pesar de los cambios reales cuando miraba el paisaje más seco, la Panamericana más transitada y la ropa de los nicas menos uniformada. Es que entonces, todo el mundo vestía algo verde o camuflado, fuera una gorra de cachorro, una camiseta verde olivo o las mochilas del Servicio. Ya no pasaban convoyes del EPS, repletos de cachorros que volvían del Norte. Habían pasado 25 años, y volvía a estas mismas montañas sin saber cual era la situación en  la zona. 

Pensando en mi ausencia en este lapso de tiempo, este cuarto de siglo, podría reinventar una historia para hablar de mi militancia política y tratar de hacer resaltar mediante figuras literarias una vida al final muy común (de no ser meramente comunista) y muy cómoda (de no ser tan proletaria). Lo que sí está seguro es que como para tantos otros, la experiencia nicaragüense influyo en mis concepciones y en la urgencia de organizarse para cambiar este mundo. 25 años… en este lapso, la comunidad que siempre recordé, mantuvo un solo discurso: “No nos van a desalojar”. “No nos vamos a ir de aquí”. Este lapso de tiempo fue la “paciente impaciencia” que compartimos.

Desde la terminal de Matagalpa me indicaron que buses pasaban por Santa Josefina. Un taxista me lo confirmo y me dijo de esperarme en una esquina, que a las 11 saldría el camión.

Y así, seguí el camino del retorno…

Terminal de Matagalpa (Foto L. Sanchis, Agosto de 2014)

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