vendredi 26 septembre 2014

Santa Josefina, terratenientes y colonos.

El libro de Eddy Kühl, evoca los propietarios de la hacienda Santa Josefina que se sucedieron a lo largo del siglo XX. Su vocación cafetalera aparece desde su fundación.

Casa hacienda en Santa Josefina, Matagalpa.
(Foto L. Sanchis - 2014)

El primer dueño mencionado fue Adán Guevara.

Eudoro Mantilla y Hernán Delgado, los copropietarios que siguieron son mencionados en un informe de la Guardia Nacional de 1930. Mientras el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional del General A. C. Sandino desarrollaba sus acciones desde el Norte del país, la GN llevo un censo entre los trabajadores y jornaleros de las haciendas y minas de la región de Matagalpa. El fin era verificar el impacto de la guerra en la producción y evaluar la actitud de los trabajadores ante la gesta libertaria.

El informe “Datos acerca de plantaciones cafeteras en el distrito de Matagalpa”, precisa que los datos de producción de la hacienda Santa Josefina son parecidos a los de 1927.

La hacienda produce 1000 sacos de café con rendimiento promedio. Tiene 140.000 cafetos en producción y 60.000 sin cosechar. Santa Josefina cuenta 3 casas y una casa de maquinas. (La maquinaria tiene un valor fiscal de 500 US $). El valor fiscal de la propiedad está estimado a unos 18.000 US $.Durante la cosecha, la hacienda emplea a 140 hombres y entre 40 y 50 a lo largo del año.
Maquinaria detras del edificio principal.
(Foto L. Sanchis - 2014)

Luego, Joaquín Lanzas compro la hacienda Santa Josefina. Salvador Amador Khül aparece como ultimo hacendado sin precisar la fecha en que compro la propiedad de unas 400 mzs.

Condiciones de trabajo.

Tras la insurrección indígena de 1881, la ley de trabajo forzoso en las haciendas cafetaleras perduro hasta 1904 cuando el gobierno Zelaya la anulo. Lo que causo gran inconformidad entre los cafetaleros matagalpinos contra el gobierno y un reclamo constante hasta los años 1920 para su restablecimiento. Muy difícilmente los indígenas de la región aceptaron transformarse en colonos. Se hacían “adelantos” a los futuros cosechadores… en  otras palabras, se les endeudaban para captarlos en las haciendas y utilizar las leyes represivas para obligarlos a trabajar. 
Muchos indígenas se fugaban de las haciendas cafetaleras. La falta de mano de obra para la cosecha fue recurrente a principio del siglo XX. Fue hasta los años 1930, tras años de pérdida progresiva de sus derechos y tierras que los indígenas se convirtieron poco a poco al sistema de colonato. Los malos salarios apenas permitían la subsistencia de los trabajadores. (Jeffrey Gould, El café, el trabajo y la comunidad indígena de Matagalpa, 1880 – 1925)

Detalle, Retrato de AC Sandino
(Palacio de la cultura, Managua, foto L. Sanchis - 2014)
Las contradicciones sociales eran evidentes en el campo. Lo que hizo que la GN se preocupara por prevenir las reacciones de los trabajadores. Los programas sociales para los trabajadores del campo llegaron hasta medio siglo después con el triunfo de la Revolución sandinista.

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