dimanche 23 décembre 2012

Nos quedamos en la UPE !

Matagalpa, Nicaragua, 1989.

18 de agosto

Desde hace dos semanas, la brigada «roja y negra » sigue la construcción de un Centro Infantil Rural en la UPE Santa Josefina en el departamento de Matagalpa. Varias brigadas internacionalistas participaron a la realización de este proyecto. Ahora cuatro brigadas trabajan en la última fase de la obra: dos brigadas francesas, una brigada vasca y una brigada nica constituida por trabajadores de ENABUS, la empresa de transportes urbanos de Managua.

El clima de las montañas matagalpinas es más soportable que la franja pacifica aplastada sin piedad por el sol o Managua que sofoca contra el lago. La experiencia sandinista y el trabajo colectivo nos entusiasman. Durante cinco años, Nicaragua, fue para mí esta foto de milicianos sonrientes que había recortado en un periódico y pegado en la pared de mi cuarto. Ahora, ya estoy allí! Escucho el viento en los arboles, miro los alumnos uniformados, los zopilotes que dan vuelta en el cielo, las nubes cargadas de lluvia, los camiones y los helicópteros soviéticos, los mangos, el pinol forman parte de mi sueño.

Los franceses y los vascos estaban encargados de terminar el centro infantil con las orientaciones de trabajadores nicaragüenses. Así, este centro podrá atender a los hijos de los trabajadores de la UPE. Santa Josefina era un caserío que contaba con una docena de casas de ladrillo construidas para los trabajadores agrícolas desde que el terrateniente había sido expulsado por la Revolución. Nos contaron que el propietario saboteaba la producción dejando al abandono varias áreas de producción de café. La vida cotidiana estaba ritmada entre la obra, a veces transformada en asamblea general, las mil y una reuniones, los tiempos de comida donde seguían las discusiones apasionadas acerca de la Revolución, se evocaba la libertad vasca, el deseo de comer carne o saborear una botellita de vino. A veces, la obra estaba parada por falta de material. Entonces, nos repartíamos para trabajar en otras comunidades, como la Pintada o nos juntábamos a la brigada ENABUS para limpiar el cafetal y cortar árboles. Nuestra alegría siempre vencía al cansancio. Teníamos la sensación de participar a la edificación de una sociedad más justa. El mito del Hombre Nuevo que había forjado la generación de combatientes del Frente todavía era palpable en estas montañas. No sentíamos el peso de la guerra implacable que se desarrollaba en la cordillera o por la frontera… solo mirábamos pasar camiones del Ejército Popular o de vez en cuando, los helicópteros pesados que abastecían o apoyaban a las tropas.


Camion del EPS saliendo de Matagalpa.

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