dimanche 20 janvier 2013

Omar Cabezas nos habla de la montaña... (2)

P- ¿Cuándo sintió la necesidad de contarnos esta parte de la historia clandestina de Nicaragua?

R- Lo que ocurrió es que yo conocí a una periodista, a una reportera de guerra del Washington Post, en plena insurrección, y estaba bajando de la montaña en dirección de Estelí, precisamente. Se llamaba Alma Guillermo Prieto. Ella y yo nos hicimos amigos, 15 días antes del triunfo de la revolución. Después, ella me llamó diciéndome que la editorial mexicana Siglo XXI le había financiado un libro que era una historia oral de la revolución y ella pensaba hacerlo a partir de entrevistas con comandantes, y quería que yo fuera uno de los comandantes. Entonces yo le di una entrevista, hicimos como 12 horas de grabación. Después ella me entregó un fólder y me dijo: ´mira, vos sos escritor y no te has dado cuenta´. ¿Por qué?, le pregunte. Ella me dio una trascripción de la grabación que hicimos en su casa y me dejó de leerlo. Y cuando lo leí, pues me quedé encantado. Ella me dijo que era textualmente lo que había dicho y entonces, me dijo que escribiera. Yo le dije que no, que era loca. Y se fue.
Mi oficina era contigua a las del comandante Bayardo Arce, que tenía una secretaria que se llamaba Nazarena Navas. Era bella, era linda y me gustaba. Yo no hallaba cómo entrarle a ella. Ella era lectora de literatura latinoamericana, yo siempre la miraba con libros de García Márquez, Vargas Llosa, Galeano. Entonces, para acercarme a ella empleé este truco.

Una vez le dije: Nazarena, fíjate que una periodista loca del Washington Post me vino a decir que yo era escritor por esto. Le dije: Léelo amor, y entonces lo empezó a leer. Me dijo: ´No me friegues, esto es literatura y de la buena; tienes que escribir. Y si no podes escribir, pues grabas´. ¡Y cómo me voy a poner a grabar! Voy a parecer loco, así con la grabadora: bla bla bla bla.
´ No, --me dijo—, yo te acompañó a grabar´. Bueno, le dije, entonces empezamos a grabar; vale decir, empezamos a hacer el amor y grabábamos desnudos. Ella lo transcribía después. Cuando se dio el primer año de la revolución, invitamos a todos los grandes intelectuales de América Latina en aquel tiempo. El padre (Ernesto) Cardenal, que era ministro de Cultura, en una conspiración con la secretaria, publicó sin mi permiso ni autorización un extracto de la grabación en uno de los primeros ejemplares de la revista Nicarauac. Ese 19 de julio, después del acto de la plaza de la revolución, Bayardo Arce dijo: ´vámonos a mi casa a echarnos unos tragos´; él le dijo a todos los intelectuales. Estaba García Márquez, estaba Eduardo Galeano, Julio Cortázar, y no sé quien más… Pues ahí estuvimos hablando de cualquier cosa, de la organización del pueblo, etc. Pero, indefectiblemente, García Márquez, el Gabo, metió el tema de la literatura. Estaba diciendo que no es cierto eso de las musas para inspirarse, que la mejor musa era una mesa de trabajo con una página en blanco y fajarse, y escribir, y que eso requería oficio. Y que había que guardarla seis meses y volver a sacar la pagina y corregirla. Así era el oficio. Empezó a decir que aquí en Nicaragua van a ver que van a hacer una nueva literatura. Dijo: ´Aquí acabo de leer un trabajo muy bueno y se ve que el hombre, el compañero que lo escribió, lo pulió: se mira que lo trabajó… Es comandante incluso, cómo es que se llama…Se llama Omar Cabezas´. Todo el mundo se volteó y yo me puse colorado. ¡Hay mi madre!, pensé, ¡si supiera este hombre que lo hice desnudo, que no lo corregí nunca, se va a morir! Entonces me quedé calladito. Y eso me puso una presión, verdad. Los compañeros me decían que escribiera. Pero esta compañera que me había ayudado a grabarlo se fue para Panamá, porque era panameña. Entonces yo deje de grabar. Pero me gustaba la idea de hacer el amor y grabar. Luego yo me encuentro con otra amiga y le expliqué cómo hacía las grabaciones. Después ella se fue para Bulgaria a estudiar. Yo todavía era soltero y cuando me encontraba a una amiga yo le proponía hacer las grabaciones…Y así fue, fueron unas cuantas noches bellas con unas amigas lindas.


Museo de cultura - Managua - 2011 (Foto L. Sanchis)

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