mercredi 23 janvier 2013

Omar Cabezas nos habla de la montaña... (3 y fin)



Omar Cabezas en Managua durante la entrevista (foto L. Sanchis - 2004)

Un buen día me llamó Ernesto Cardenal y me dijo: ´Omar, fíjate que en Cuba hay un concurso que se llama Casa de las Américas´. Yo ya había oído a Leonel Rugama hablar de este concurso, pero claro, este concurso era para los grandes escritores, con referencia. Entonces le dije que estaba loco, que cómo se le ocurría proponerme este concurso. Cómo iba a concursar en literatura. ´Si, -me contestó Cardenal—, pero hay un premio para testimonios´. Me daba lo mismo: cómo iba a mandar mi testimonio para que un jurado que no conocía, escoja cual vida es más bonita entre todos los libros que están contando su historia. No me parecía ético concursar para saber si mi vida era más bonita para que la premien. Yo tenía un problema con esto. ´No, --me dice— pero esto te corresponde a vos, puede servir de ejemplo para los jóvenes, las generaciones del futuro y esto…´ Por el lado político me cogió, pues. Bueno, le digo, pero fíjese que no tengo las grabaciones, porque mis amigas se quedaban con los casetes de recuerdo, porque les gustaba cómo hablaba… Y no solo esto, además Tomas no me va a dar permiso porque estamos hasta aquí de trabajo, porque yo era viceministro. ´No, --me dice Ernesto Cardenal—, yo voy a hablar con Tomás´.

Un día, Tomás me dice: Omar subí. –él estaba en el quinto piso y yo en el cuarto—. Mira, me dice, me dijo Ernesto que vos querés sacar un libro. ¡Yo no quiero hacer ni mierda!, la conteste. Él es el que quiere que yo lo haga. Tomás replicó: bueno, de todas maneras esto es importante y por esto te voy a dar ocho días para que escribas este libro. Te voy a conseguir una casa en la Laguna de Apoyo, voy a ver para que te metan todas las cosas que vos necesites. Y me vas a escribir este libro en ocho días, porque tenemos demasiado trabajo. Y ándate ahora, terminó. Pero mira, Tomás, es que no tengo los casetes –y tengo que contarle la verdad al viejo—. ´Anda que te los presten´, dijo. Fíjate que ninguna de mis amigas quería prestarme los casetes. Al fin, aceptaron darme una copia de los casetes. Me metí ahí con todas las copias, simplemente las ordene cronológicamente con todos los documentos y cuando faltaba un lapso de seis meses que no contaba, entonces yo escribía y le ponía un puente. Estuvo el libro, lo mande al premio.
Como a los tres meses, a mí se me había olvidado esto, me llamó Tomás: ´Omar, me acaban de llamar de Cuba diciendo que ganaste´. ¿Que gané qué?, le pregunté. ´El premio´, me contestó. ¡Hijuelagranputa, qué jurado más irresponsable!, pensé. Y ahí empezó todo…

Luego, hasta 1988, por ahí ó 1989, no me acuerdo bien, me vino la presión para escribir el segundo libro. Eduardo Galeano me había dicho que mejor hiciera tres libros, que hiciera una trilogía, porque en este tiempo él estaba escribiendo Las memorias del fuego, y estaba con la onda de la trilogía. Entonces, teóricamente yo me metí a hacer la segunda parte de las tres, pero estando ahí durante un mes de vacación, yo me dije: ¿y cuando regresemos, la gente va a empezar a preguntar: y el tercero? Y me va a meter una presión como la que me metieron para el primero. Entonces me tiré no una trilogía, sino que hubo un libro así como de 700 o 600 páginas. Y en este momento perdimos las elecciones y como que se perdió el interés por la revolución y se desorganizó la parte del Frente que miraba mis libros, porque yo done mis derechos de autor para los huérfanos de la guerra y para Los Pipitos.

P- Hoy en la actualidad, ¿ya no piensa grabar… ya no, digo, escribir?
R- Yo me casé con la última mujer con quien grabé el primer libro. Es madre de mis gemelos, que nacieron con síndrome de Down. Fue lo que me inspiró a fundar Los Pipitos. Ellos nacieron en septiembre de 1986, en 1987 hicimos la asociación de padres de familia Los Pipitos, y en 1987-88 hice el segundo libro y después, en este ínterin, perdimos las elecciones. Los primeros años fueron años muy duros en que los gringos trataron de demolernos, trataron de acabar con todos los logros de la revolución, y trataron de demoler al Frente. Los gringos tienen el sentido de remate. Como nos golpearon con la pérdida del gobierno, trataron de irse a fondo, sin importarle las consecuencias. Entonces yo pensaba tal vez escribir un tercer libro. Como que ya te sentís un poco picado, que ibas contando una historia y quieres saldar la cuenta con el lector, con la juventud, con el mundo o con lo que sea. Porque el libro, el primero, por ejemplo, tiene más de 400 ediciones en 27 países. Fue nominado varias veces, se hizo una película que se presentó en el festival de Nueva York, fue muy divulgado hasta el día de hoy. Acabo de regresar de Venezuela, hace como 15 días, que nos invitaron los chavistas a hacer un intercambio de experiencia allá. Y después que estuve en una conferencia en una universidad, llegaron varios jóvenes y profesores a que les autografiara un libro y descubrí que era un libro pirateado por un editor español. Sentía la necesidad por escribir quizás unos cuentos, quizás una novela. Pero no soy un escritor de profesión. Hasta ahora ando con una gana terrible de contar lo que paso de 1990 para acá. Por eso quiero ocupar una conferencia que di cuando estuve en Santiago de Chile. Anteriormente estuve en Chile en 1972 cuando yo era vicepresidente de una organización en la Universidad y fui a un congreso estudiantil continental que había allá. Ahí conocí a Allende y también a Víctor Jara y me acuerdo que le caí muy bien, pues amanecimos una noche bebiendo vino en las escaleras de un edificio, hacia un frió terrible y amanecimos en las escaleras que dan en las aceras. Entonces cuando me invitaron allá, me fui. Me invitaron a hablar y cuando empiezo a hablar yo ya no puedo dejar, esto es mi problema. Me van a mandar los filmes y las transcripciones grabadas de las conferencias que di allí. Y dos meses después me invitaron a Venezuela y también pedí el favor que me mandaran grabaciones.

Ahora me muero por contar lo que ocurrió. Entonces, no hay que asustarse si aparezco con un tercer libro contando la historia de lo que pasó de 1990 para acá, que me parece que es una odisea por todavía estar aquí platicando nosotros, porque los norteamericanos se tiraron una operación de demolición del FSLN después que perdimos las elecciones. Y no han podido pues, más bien vamos para arriba. Parece más bien que vamos a hacer un gobierno de nuevo en un par de años. No solo es que no nos detuvieron, porque claro, nos pegaron muchísimo. Pero empezamos a resistir, a reagruparnos y vamos para adelante. Perdimos el gobierno por los votos cuando lo ganamos a balazos. Bajados a votazos, minándonos por la guerra. Y entregamos el gobierno normalmente y después de 15 años volver de nuevo por los votos. Y a mi me gustaría contar toda esta experiencia de lo que fue la resistencia que hay contra los gringos. Claro, remontando las cosas para atrás, obviamente. A mi me encanta la idea de hacerlo.

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