vendredi 1 mars 2013

Roque Dalton y la Guatemala Feliz (1)

Roque : una ventana hacia Centroamerica.

El desarrollo de la solidaridad con Nicaragua, permitió para muchos de nosotros un acercamiento a la literatura. Por lo que se de Francia, se militaba por la causa sandinista, se recaudaban fondos para los proyectos en Nicaragua pero también se buscaba de forma desesperada todo lo que tenía que ver con el proceso revolucionario en la región: leíamos las revistas de solidaridad, los textos de Sandino, se escuchaba a los Mejía Godoy… era una verdadera escuela practica y cultural. Siempre recordare a mi amigo Milton, un refugiado salvadoreño, quién sacaba como mago, libros de sus bolsillos o de su mochila. Me decía: “Este libro, no solo léelo. Estúdialo!”

Y ahí va la lista: Galeano, Roque Dalton, Leonel Rugama, biografía de Anastasio Aquino, múltiples análisis y discursos del Farabundo o del Frente. No había diferencia: la literatura se refería a la historia social y política, los combatientes eran poetas, todo se juntaba en una sola meta: la liberación.
Roque Dalton fue un autor que me acompaño todos estos años… y hasta después pero ya es otra historia.
Como ilustración de esta relación de las luchas centroamericanas ponemos en perspectiva la relación del poeta salvadoreño Roque Dalton con el hermano país de Guatemala. Lo incluimos en el blog, ya que los brigadistas, también nos nutrimos de esta prosa y de esta lucha.
Las relaciones con Guatemala, los nexos que el poeta salvadoreño Roque Dalton tenía con el país de la “eterna primavera”, son una de las facetas menos indagadas en torno al escritor centroamericano que bregó por ámbitos ahora evocados que van desde Cuba, Checoslovaquia o Vietnam, por decir algo entre sus diferentes destinos y vivencias.

En Vietnam, por ejemplo, lo ubicaba su leyenda en una carta enviada al guatemalteco Árqueles Morales en 1973 (como también lo hizo en otra misiva al argentino Julio Cortázar…). El hoy Poeta meritísimo, con busto en la Universidad de El Salvador , fue perseguido, condenado a muerte por la dictadura oligárquica y forzado a exiliarse varias veces. De tal manera que Roque, al igual que Nazim Hikmet, a quien conoció en la ahora desaparecida Unión Soviética, se puede definir como poeta del exilio. Hablar de Roque y Guatemala, en perspectiva, no es un simple ejercicio estilístico o intelectual. Roque tuvo a Guatemala en el corazón y en la mira en etapas importantes de su vida: en los años de 1950, desde la eclosión literaria y su filiación comunista, en la década de 1960 cuando maduraban las dudas del exilio, y luego al principio de la década de 1970, cuando se perfila la oportunidad de regresar a Centroamérica por medio de un proyecto político-militar alternativo. Guatemala, con otros jóvenes emparentados a su generación, lo atraen a acercarse a su literatura y a la revolución; Este acercamiento tiene también un nombre propio: Otto René Castillo, su alter ego. «Yo llegue a la revolución por la vía de la poesía», escribió en la dedicatoria de Taberna y otros lugares a “Jorge”, otro guatemalteco, con quien recibía entrenamiento militar en Cuba, en 1968.


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