mercredi 13 mars 2013

Roque Dalton y la Guatemala feliz. (3)

Guatemala Feliz


  
En enero de 1960, Miguel Ángel Asturias regresa a Guatemala tras cinco años de exilio. Concedió una de sus primeras entrevistas a la periodista Alaide Foppa, donde aborda la literatura latinoamericana. Evocaba también la nueva generación centroamericana y su deseo de interpretar la realidad de su país. Distingue ahí a tres excelentes jóvenes poetas: Arqueles Morales en Guatemala, Roque Dalton en El Salvador y Pompeyo Ramírez en Honduras. En varias ocasiones será Roque Dalton quien hablará de Asturias y a veces lo interpelara. En febrero de 1965, El imparcial publica una entrevista de Roque Dalton, donde aborda las características de su generación literaria ligada a la realidad social de su país.[6] También contesta al periodista que le pregunta su opinión sobre la nominación de Asturias al Premio Nóbel. Dalton expresó su profundo desacuerdo con la eventualidad, arguyendo que un escritor de tal calidad no necesita tal recompensa, y tendría que demostrar el coraje de un Sartre, quien por razones políticas lo rechazó en 1964.



A pesar de todo, en 1966, Roque Dalton y Miguel Ángel Asturias aparecen juntos en una fotografía tomada en el barco Undine, de Alemania Democrática. Asturias aparece en el centro de la foto, mientras Dalton, con una boina puesta, lo escucha con aparente calma. Tal vez Asturias llegó a Europa en este año de 1966 para recibir el Premio Lenin por la Paz en Moscú. Tal premiación no suscitó los mismos comentarios reprobantes de su parte: En el contexto de la lucha, los intelectuales del continente reunidos en Cuba (Depestres, Benedetti, Fernández Retamar, etc) expresaron la necesidad de definirse políticamente, rechazando la supuesta neutralidad de la creación artística[7].



En los meses que siguieron, una polémica mucho más violenta estalló cuando Asturias aceptó el puesto de embajador de la dictadura guatemalteca en París. Arqueles Morales y Roque Dalton reaccionaron violentamente contra este compromiso. Otto René Castillo estaba entonces a punto de unirse a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en la sierra de las Minas. La decisión del Nóbel guatemalteco había sido discutida por el mismo Asturias con los cuadros del Partido Guatemalteco de Trabajo (PGT), quienes le aconsejaron aceptar el cargo para poder dar apoyo logístico al movimiento desde el exterior: Asturias se calló ante la desaprobación de los que respetaban su obra y creían en él.

Dalton gratificó a Asturias en un poema irónico:



                  “Guatemala feliz



                    Cada país tiene

                    el premio Nóbel que merece.”



Después de este episodio, parece que los dos autores no tuvieron la oportunidad o la voluntad de reencontrarse. La página fue definitivamente volteada.


Museo de El Manzano - Chalatenango, 2007 (foto L. Sanchis)

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